Violet y Finch
de

Antes de empezar con la reseña, os advertiré que ésta tendrá muchos spoilers; bastantes, la verdad, pero es que no se me ocurre otra manera de llevarla a cabo sin tener que desvelar lo que sucede a lo largo de la novela y, sobre todo, al final. Así que, si no habéis leído Violet y Finch y os gustaría hacerlo, por favor, parad y venid más adelante para confirmar si coincidimos en opiniones o no. Como veréis, le he dado cuatro estrellas que, desde luego, no es moco de pavo. Eso sí, son cuatro estrellas que han traído un poco de controversia y que, finalmente, he adjudicado tras una profunda reflexión acerca del libro. ¡No es broma! ¡Tampoco exagero! Es un libro que me ha removido y que me ha hecho replantearme su calificación, a pesar de todo.

Battle Royale
de

Hacía ya un tiempo que sabía que existía un libro llamado Battle Royale, cuya temática era similar a la de Los Juegos del Hambre de Suzanne Collins, sin embargo, no ha sido hasta hace relativamente poco que me enteré de que el libro de Koushun Takami era anterior a la famosa saga y que, en su momento, las acusaciones de plagio no habían sido ni mucho menos pocas. Aunque Battle Royale se vende como el esperado clásico de culto que inspiró Los Juegos del Hambre, admito que, después de terminarlo, la sensación que tienes es que Collins fue algo más allá de la simple e inocente inspiración… Entre las novelas, las diferencias son bastante menores que las coincidencias y, por desgracia para Suzanne, en la comparación, sale perdiendo por goleada. ¡Ay, madre mía! ¡¿Cómo es que desconocía la existencia de esta novela?!

El piso mil
de

El piso mil de Katharine McGee es un libro al que le tenía echado el ojo desde hace bastante tiempo aunque no ha sido hasta hace unos días cuando, finalmente, decidí hincarle el diente. Me llamaba muchísimo la atención su portada art déco, y el comienzo de la novela también presagiaba lo mejor: una chica caía, misteriosamente, desde una torre de mil pisos. En esa caída, todo lo que la rodeaba, era misterio, glamour y fascinación.

Flower. Un amor intenso.
de

Juro por lo más sagrado que, después de terminar Flower. Un amor intenso de Elisabeth Craft y Shea Olsen, me niego a volver a leer ningún libro más sobre chicos malotes. De hecho, ya había tomado la decisión hace bastantes meses, pero confieso que he sido débil. Sí, otra vez. En cuanto vi, en la sinopsis del libro, las palabras estrella del rock fui de cabeza a por él, obviando, por supuesto, que se trataría de una novela facilona, que me engancharía muchísim0 y que, después de leerla, me dejaría exactamente igual.

Moriré besando a Simon Snow
de

Si me seguís, ya sabréis que soy muy, muy fan de Rainbow Rowell y, por supuesto, de sus novelas. Carry On o Moriré besando a Simon Snow, como la han querido llamar en español, era la última que me quedaba por leer. Mi amiga Soff me lo recordaba constantemente… ¿verdad? El problema es que Moriré besando a Simon Snow no se encontraba traducida a la lengua de Cervantes hasta hace relativamente poco y yo, sinceramente, disfruto mucho más leyendo libros en mi idioma. ¿Qué le vamos a hacer? En cuestión de libros, soy así de cateta.

El mar de la tranquilidad
de

Empecé a leer El mar de la tranquilidad de Katja Millay por las buenas críticas, la verdad. Que si era un libro único, que si los personajes eran diferentes, que si era una historia muy dulce y emotiva. Ya sabéis que mis opiniones, la mayor parte de las veces, difieren bastante de las del resto del personal. De hecho, este blog se ha convertido en una especie de remanso de compresión para personas que leen libros y cuya opinión acerca de estos no coincide con la de la mayoría… ¡Dios bendiga a los diferentes!

Te esperaré
de

Comencé a leer Te esperaré de J. Lynn suponiendo que encontraría, de nuevo, el típico libro con prota-malote-y-un-poco-perturbado. Ahora que lo pienso, creo que debería trabajar sobre este punto. ¿Por qué sigo dándole oportunidades a este tipo de novelas si ya sé de plano lo que me voy a encontrar? Supongo que tiene algo que ver con la eterna esperanza de toparme, para variar, con… algo especial. Qué os puedo decir. Cuando una es romántica, tiene que serlo con todo y para todo.

Tal vez mañana
de

Tal vez mañana es una novela muy dulce. Tal como me pasó con la anterior novela que leí de Colleen Hoover, aunque se trata también de una historia para jóvenes adultos, tienes la sensación de que podría ser un libro que le gustaría a cualquier persona de cualquier edad. Los personajes apenas se besan, no hay sexo entre ellos, pero es tal la carga sexual, el nivel de enganche que experimentas, que tampoco es algo que llegues a echar manifiestamente de menos. A ver, que ya tenemos unas edades y, muchas veces, las novelas que no pasan del piquito en los labios se vuelven desesperantes. Pero, en el caso de Tal vez mañana, este comportamiento está más que justificado.

La chica de Pablo
de

Cuando leí la sinopsis de La chica de Pablo de Naiara Domínguez, no sabía que era una novela fanfic y que el protagonista era Pablo Alborán. Si lo hubiera sabido, no lo hubiera leído ni loca. Por un lado, la fanfic genera en mí sentimientos contradictorios. En lo concerniente a personajes literarios puedo llegar a entenderla e, incluso, a valorarla. Cuando se trata de personajes reales… me parece bastante raro y, desde luego, algo muy encaminado a un tipo de público muy concreto: las fans.

Maldito Romeo
de

Desde fuera, y sin mirar demasiado su argumento, he de reconocer que Maldito Romeo de Leisa Rayven desprendía un tufo a novela sobre chico malote que tiraba para atrás. Sí, una del tipo de la Trilogía Crash, Maravilloso desastre o la Serie After; de esas donde el protagonista está bastante perturbado, pierde los papeles en cuestión de segundos y tiene una novia bastante mojigata que le perdona lo imperdonable.