Secuestrada

Empecé a leer Secuestrada de Anna Zaires por curiosidad. Ya sé que va a sonar muy raro, pero siempre me ha llamado un poco la atención todo ese asunto del secuestro como detonante traumático de una historia de amor. No penséis mal de mí, que hemos leído cosas peores (como hermanos que se lían o señoras que se acuestan con señores pensando en su esposo muerto). Cuando me refiero a este tema, no me refiero a que te secuestre Marianico El Corto o Torrente, ni siquiera José Coronado, me refiero a que lo haga David Gandy, preferiblemente con el slip blanco que lleva en el anuncio de Dolce & Gabbana. Vamos, un secuestrador buenorro, que no te toca ni un pelo, y que se enamora de ti locamente. Algo así como una versión ampliada de Siete novias para siete hermanos. Por eso empecé con Secuestrada, que, como su propio nombre indica, va precisamente de eso.