Enero, febrero, marzo
Saga Calendar Girl #1

Una experiencia tan arriesgada, dulce y caliente que tu libro podría fundirse.Mia necesita dinero. Mucho dinero. Para ser exactos un millón de dólares. Y además tiene poco tiempo. La vida de su padre está en juego y ella solo tiene un año para saldar sus deudas. Para ello deberá aceptar un encargo que nunca antes habría imaginado…. Durante todo un año Mia acompañará a lo largo de un mes a un hombre distinto y así conocerá el lujo, diferentes estilos de vida, viajará por muchas ciudades, vivirá experiencias sexuales increíbles... Y hasta puede que conozca al hombre de su vida.Doce meses. Muchas vidas. Un solo amor.

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Abril, mayo, junio
Saga Calendar Girl #2

Ya han pasado tres meses desde que Mia se embarcó en la aventura más increíble de su vida. Tres meses llenos de lujo, pasión y glamur... saltando de ciudad en ciudad. Tres meses desde que conoció a Wes. Boston, Hawaii y Washington DC son sus próximos destinos, en los que, junto con Mason, Tai y el senador Shipley, Mia se adentrará en el mundo de las wags, conocerá el valor de la amistad y vivirá unas experiencias sexuales que la llevarán hasta límites insospechados. Aunque Mia no puede olvidar a Wes, sabe que su viaje debe continuar. Pero algo le dice que sus caminos volverán a cruzarse...

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Julio, agosto, septiembre
Saga Calendar Girl #3

Tras meses de aprendizaje y experiencias increíbles, Mia confía plenamente en este viaje: ha cambiado su vida y ahora es más fuerte que nunca. A pesar de que no todo ha sido un camino de rosas, ve que su futuro no parece tan negro como había imaginado y que puede tener la oportunidad de alcanzar el paraíso junto a Wes, si ambos están preparados? Miami, Texas y Las Vegas son sus próximos destinos y Mia está dispuesta a disfrutarlos más que nunca y a demostrarle a todo el mundo que ella lleva las riendas de su vida. Pero cuando el pasado vuelve a llamar a su puerta, descubrirá quién está realmente a su lado en los peores momentos?

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Octubre, noviembre, diciembre
Saga Calendar Girl #4

Cuando se conocieron en enero sintieron algo especial, algo que nunca habían experimentado y que no supieron cómo afrontar. Ahora, meses más tarde, sus vidas han cambiado y sus caminos se han convertido en uno solo. Son Mia y Wes, dos almas gemelas, dos enamorados viviendo en su paraíso particular… Siempre han sabido que estaban predestinados a estar juntos, pero ahora que ha llegado su momento la vida les vuelve a poner a prueba. ¿Será su amor suficientemente fuerte para vencer todos los obstáculos y convertir todos sus sueños en realidad?

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Reseña

No sé si también os pasa, pero con esto del retargeting y la publi personalizada en internet, la saga Calendar Girl de Audrey Carlan estaba por todas partes. Hasta en la sopa. Tu próxima obsesión es el claim que utilizan para publicitarla, y aunque siempre me vanaglorio — falsamente — de que estoy por encima de estas estrategias mercadotécnicas, reconozco que volví a caer. Y eso que me lo pensé muy mucho.

En primer lugar, porque es una saga que calificaban de literatura erótica, y ya sabéis que últimamente paso de ese tipo de libros. Sí, sigo leyendo novelas calentitas; pero novelas calentitas que hablen de algo más que no sea solo mete-y-saca. El  sexo-porque-sí descubrí, hace tiempo, que no era lo mío.

Por otra parte, me pensé muy mucho empezarla porque sabía que era una saga inconclusa. Inicialmente, Calendar Girl estaba compuesta por 12 libros (un libro por cada mes del calendario), solo que para España decidieron agruparlos todos en cuatro libros de los que hay actualmente publicados solo dos de ellos en español. Ya sabéis que me da muchísimo coraje esperar, sobre todo si es por algo que merece la pena. Sin embargo, viendo que el tercero de los libros sale en agosto de este año, supuse que en relativo poco tiempo podía tener la saga al completo entre mis manitas; con el extra de que dispondría de un mes largo para leerme los dos primeros libros.

Sin embargo, no siempre suelen salir las cosas como se planean… Tampoco, esta saga de Audrey Carlan era lo que yo esperaba encontrar…

En fin, iré por partes…

Cuando empecé a leer el primero de los libros (Enero, febrero, marzo), y aunque finalmente había tomado la decisión de darle una oportunidad a la saga, he de reconocer que no era muy positiva al respecto… Aunque me había decidido, imaginaba que se trataría de una saga erótico-festiva más, publicitada hasta el paroxismo, que, si con suerte conseguía terminar, pasaría sin pena ni gloria por mi vida. Y la verdad es que los comienzos de ese primer libro, aunque bastante excitantes, tampoco ayudaban mucho.

Deje de leer literatura erótica porque, además del hartazgo de leer siempre lo mismo, notaba que los autores y autoras habían perdido un poco el norte. Como en todos los géneros, destacar siempre supone ciertas dosis de originalidad, y en el caso de la erótica esto se traducía en subir un poco más el listón en cuanto a sordidez. Si el lector se había hecho a eso de que le dieran a la protagonista unos cuantos azotes, había que encontrar emociones más fuertes. El BDSM pasó a ser algo así como la postura del misionero, algo totalmente light y vainilla (como diría Christian Grey), por lo que empezaron a prosperar los tríos, las orgías, los intercambios de pareja… Fue entonces cuando claudiqué.

Por eso, cuando descubrí que la protagonista de Calendar Girl era una escort, casi personifico fielmente El Grito de Munch. Pensé que se trataba de una nueva vuelta de tuerca, un pasito más hacia la sordidez de la que os hablaba. De hecho, mientras leía los primeros capítulos, no paraba de pensar: ¿pues no que al final voy a tener ganas de darme a la prostitución? Y no me saltéis al cuello como fieras para recordarme que la protagonista es una escort. No nos pelearemos en lo que se refiere al término que emplear, pero desde que una señorita cobra por acostarse con alguien, todos sabemos qué tipo de servicio está prestando… Por muy bueno que esté el cliente.

Y es que los clientes están buenísimos, sin excepción. En ese sentido, los libros están edulcorados hasta decir basta, por lo que todo puede volverse un poco irreal. Ocurre algo parecido a lo que pasaba en Detrás de la máscara, de Adriana Rubens, en donde la protagonista regentaba un burdel en pleno siglo XIX y era algo que se veía como lo más normal del universo.

En el caso de Calendar Girl, no solo ocurre algo parecido — nadie tiene ningún tipo de perjuicio respecto a lo que significa ser señorita de compañía — sino que además todo es super genial. Por ejemplo, la protagonista, por las circunstancias, se ve empujada a ser escort durante un año. ¡Qué putada!, pensaréis. Sin embargo, todos sus clientes son super ricos, guapísimos y educados, y tienen un paquete y una líbido que rivalizaría con cualquier actor porno, todo ello con su talla 42 y el sano apetito de un oso. Vamos, que tanto tú como yo podríamos optar al puesto. Por si no fuera poco, por un mes en circunstancias tan miserables, la chica cobra un sueldo de seis cifras… A ver, ¿dónde hay que firmar?

Pues esto simplemente es una muestra de lo guay y sencillo que es todo en el mundo de Calendar Girl. Sin embargo, los libros enganchan tanto y son tan entretenidos que todo esto queda en lo simplemente anecdótico y en el plano de la envidia total… Sí, he dicho envidia total. A lo que hemos llegado…

En los comienzos del primer libro me sentía un pelín sucia, porque no es bonito excitarse ni envidiar la vida de una… escort, ¿verdad?. Y aunque podía vivir con el asunto, perfectamente, — es decir, hubiera leído el libro, e igual me hubiera gustado también muchísimo, si la protagonista se dedicara a acostarse con todo el personal masculino de Estados Unidos — me agradó, a medida de que el libro iba avanzando, que todo cambiara para convertirse en algo mejor. O diferente.

Creo que el éxito de esta saga — por lo menos en lo que afecta a los dos únicos libros que he leído – es que, contra todo pronóstico, la protagonista cae bien. Por lo menos a mi, que ya sabéis que suelo despellejar a las protas. Es guay. A ver, es un poco ligerita de cascos y, muchas veces, cuando piensa, parece que el que pone en su cabeza cada uno de sus pensamientos es un guionista de película porno. Pero, sin embargo, aun así, mola.

Quizás sea porque Mia, la prota, me recuerda a las protagonistas de SEP; de ese tipo de señoritas super sexys, seguras de sí mismas, muy femeninas y que tienen la sartén por el mango siempre. Aunque esté más caliente que el palo de un churrero, también es tierna, atrevida y nada cargante. En muchos momentos del libro me ha hecho llorar, a pesar de que tiene una faceta frívola y de pollo-sin-cabeza muy divertida. Es verdad que, al principio, su papel puede resultar un tanto sórdido y que, además, como os digo, es bastante ligerita de cascos, pero, a medida que avanza el libro, evoluciona… Evoluciona para convertirse en una especie de hada madrina, sexy y cautivadora, que arrasa por donde pasa y cambia la vida de todo aquel que se cruza en su camino.

Por lo tanto, aunque he leído solo la mitad de la saga (espero terminarla bien pronto, si quieren las editoriales), mi valoración es muy muy positiva. Aunque la intentan englobar en la literatura erótica — y tienen parte de razón — no se basa simplemente en lo guarrindongo. Sí que tiene un papel importante dentro de la trama, pero creo que se compagina bien con otros aspectos, de manera que no se abusa demasiado de ello y, finalmente, no cansa. Sigue teniendo la gran pega de que está inconclusa, por lo menos en español, y hay que j*derse unos mesesitos hasta terminarla…

No obstante, hasta el rabo, todo es toro. Ya sabéis la importancia de un buen final y lo que puede condicionar la nota de una novela. Sin embargo, ahora mismo, solo tengo ganas de que salga el siguiente libro y seguir descubriendo más sobre Mia y su sexy mundo. ¿Se ganará esta saga las cinco estrellazas? De momento, la incluyo en Libros que enganchan. A medida que vaya leyendo los libros que faltan, iré actualizando esta reseña.

¿Y vosotras qué? ¿Os atrevéis a leer Calendar Girl?

 

Actualización: Calendar Girl 3. Junio, julio, agosto.

Iré al grano… ¡He tardado más de dos meses en leer la tercera parte! Está claro que no es porque el libro sea La Biblia o por falta de tiempo… Es, simplemente, ¡porque no me ha gustado nada! Y, en serio, no lo termino de entender. No concibo como unos libros y una historia que me gustaron tanto han podido dejar de gustarme de una manera tan rotunda…

La verdad es que reconozco que soy la peor en eso de terminar sagas. Si empiezo a leer una que está inconclusa, rara vez la termino. Me olvido. Irremediablemente. Por eso, suelo leer sagas completas. Sin embargo, disfruté tanto con los primeros libros de Calendar Girl que estuve muy pendiente de la publicación de las siguientes entregas, y postergué lecturas que tenía muchas ganas de empezar por seguir conociendo más a Mia y a sus clientes… ¡Ainsss! ¡Qué ojo tengo!

El caso es que ella ha sido la que más me ha defraudado de la tercera parte de Calendar Girl… ¿Fue siempre tan soez y vulgar? A ver, sabía que era un poco ligerita de cascos y que tenía la libido más ardiente de Estados Unidos, pero la encontré muy malhablada… Solo sabía preguntarme: ¿Pues si yo siempre huyo de las protas así? ¿Qué pude ver yo en esta mujer?

Luego, está el problema de la propia estructura de la novela. Nos guste o no, Calendar Girl es una saga o novela por entregas. De hecho, de origen, cada mes suponía un libro, y vete tú a saber cuánto tardaría en salir cada uno. Por eso, supongo, que hay tanta y tanta reiteración. Gran parte de esta tercera parte está compuesta de recuerdos y de repeticiones insustanciales, que parecen intentar refrescar la memoria del lector. Quizás, como digo, de origen, era algo que tenía sentido. En una edición como la mía, en la que te lees tres meses del tirón, cansa un poquitín. No es un problema de esta saga, la verdad. Es algo que suele ocurrir constantemente con novelas que, una vez, fueron por entregas. Sin embargo, no por eso, deja de tener cierto efecto negativo sobre el lector que la devora en pocos días (o en meses largos, como en mi triste caso).

Por último, está la historia, que se va, inevitablemente, perdiendo. Recuerdo que, cuando iba por el mes de marzo, en el primer libro todavía, pensaba que la historia no podría sustentarse con una simple enumeración de amantes y meses. Pensaba que, de esa manera, iba a ser demasiado difícil para el lector llegar a entenderse con la protagonista. Sí, somos un poco guarrillas (con cariño, chicas), pero tampoco somos unas degeneradas. Como dice una de mis grandes ídolas de la telebasura: «No soy virgen, pero tampoco soy zorra«. Al César lo que es del César. Por eso, celebré con champán que la protagonista resultara ser una especie de hada madrina que sembraba la concordia allí donde se encontraba. Sin embargo, supongo que este asunto tampoco daba para mucho. No somos zorras, pero tampoco monjas, ¿verdad? ¡Acción, please!

Pero tampoco hay que pasarse…

No sé en qué momento un libro que trataba sobre una chica picantona que intentaba saldar una deuda de una manera un tanto surrealista se convirtió en un culebrón de sobremesa con ataque yihadista incluido. Me da la impresión de que la autora, de algún modo, se quedó sin ideas y empezó a sacarse conejos de la chistera a la desesperada. Más que nada porque, tras leer un puñado de libros de este estilo, una se da cuenta cuando intentan meterte algo con calzador. Además del hecho de que me da mucha dentera que en una novela tan frívola se traten temas tan serios, de una manera tan sesgada y superficial. Lo siento pero no.

Como os dije, no se puede valorar una saga hasta acabarla. El problema es: ¿me quedan ganas para acabar Calendar Girl? Tengo mis serias dudas…

 

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Categorías: 3-Stars, Reseñas, Sagas

Escrito por El Ojo Lector

Soy El Ojo Lector y me encanta leer. Vivo en Sevilla (Andalucía, ES), con mi novio y mi chihuahua-pantera Panchito. Soy fanática de Los Beatles, me encantan los frijoles, el sushi, los macs, el Real Betis Balompié y las películas de Rocky. Desde 2008, leo y reseño en la sombra. Recomiendo libros. No esperes críticas edulcoradas; no las encontrarás, para bien o para mejor :)