Cada uno de nosotros, en lo más íntimo de nuestro ser, escondemos algo que, de vez en cuando, sale a dar un pequeño garbeo, y que, casi siempre, intentamos refrenar. Hay personas que albergan en su ser auténticos demonios; otras que van de duras por la vida, cuando resulta que, en su interior, son más dulces que los perritos de Scottex; y otras que, en la intimidad de su domicilio, dan rienda suelta a los gustos sexuales más dispares.