El Affaire Blackstone
de

Como os he comentado en muchas ocasiones, soy un poco mojigata. Es decir, fui a un colegio de monjas, y lo cierto es que sacaba mis mejores notas en una asignatura muy importante llamada religión. Por eso, me escandalicé totalmente cuando leí Cincuenta sombras de Grey. No obstante, supongo que tendré mi punto guarrindongo, por que la verdad es que me fascinó. Yo nunca había leído un libro de ese estilo. No sólo no le encontraba ningún sentido a ese tipo de lectura, como no se lo veo a las películas porno, e incluso me resultaba un poco inmoral. Y, ahora, aquí me veis. Enganchada a esta nueva moda…

Noventa días
de

Noventa díasAl igual que la Trilogría Crossfire, Noventa días de M.C. Andrews, es una pseudocopia de la de Cincuenta Sombras de Grey. Recuerdo que, cuando leí los libros de E.L. James, la gente se escondía mientras los devoraba. Tapaban las cubiertas de sus ejemplares para que nadie supiera que estaban leyendo novelas guarrindongas. Ahora, no sólo todo el mundo habla de ellas abiertamente, como si fuera el nuevo cuento de Los Pitufos, si no que, en cualquier librería a la que vas, encuentras mesas y mesas llenas de libros en cuyas portadas no faltan tacones de aguja, medias de rejilla y carmín… En fin, la moda.

Trilogía Crossfire
de

Se puede decir que la Trilogía Crossfire es una pseudocopia (por no llamar plagio) de las novelas de E.L. James. Lo que quiere decir que si su trilogía era una copia de Crepúsculo, la de Sylvia Day sería la copia de una copia. ¡Lo que puedo llegar a leer!